Quisiera encontrarte en algún lugar,
igualita a cuando recién te levantás
y llevarte a un parque,
o a tomar un helado y olvidarse,
por lo menos un instante,
de las obligaciones de los hombres
y volver a ser niños.
Eso,
Me gustaría haber sido tu novio de niño,
algún verano,
armando castillitos
y juntando boludeces de esas que te gustan
cuando sos un nene
sólo para acercarte a la nena que te gusta
y saber que es tu novia,
aunque ella no lo sepa.
Tendríamos que jugar más seguido,
y seguir de vez en cuando
el río de tus ojos que disparan fuego.
Una tarde
en la isla
inventando un día propio,
y que en el muelle
haya un cartel que diga:
Feriado, estamos jugando.
Chocolate derretido
ResponderEliminarDulce...
Como un hilo de baba que cuelga entre dos bocas.
Como el ascenso de un jabón blanco sobre la espalda:
con tu mano áspera
con mi mano llena de anillos encontrados en la calle
y arrugas de angustias hechas carne.
Como hacernos masajes envueltos en el aniñado olor
de un aceite robado en el supermercado.
Como mate tomado de la misma bombilla
sorvido en dúo,
quemados de a dos.
Dulce y crocante
como el contraste entre tu casa y el clima exterior,
como las discusiones sobre la medida del peronismo,
como cada festejo cuando avecina la caca.
Dulce cuando hacemos de una charla cualquiera
una razón para llenarla de manoseos,
como nuestras caras recién despiertos,
como ese día en que llegamos juntos a destrozarlo todo con nuestro romance
y nos quedamos dormidos.
Dulce cuando nos reímos haciendo el amor,
y la teta se transforma en juego...
Cuando charlamos de la vida
dulces
recordando el comienzo de este amor bizarro y único,
profundizándolo un poco más.