I
Nunca supe valorar
El lujo de tenerte en mi cama.
Será que nunca supe de lujos
O que al no tenerte,
El espacio vacío de tu ausencia lo aclara todo.
II
A veces siento
Que todo lo que hago
Es sólo para escribirlo.
III
Creo que la mujer
Que me aguante el corazón,
Pronto llegará con la sal del viento;
Un niño me lo confesó.
IV
De todo lo que soñamos
Queda todo lo que tenemos por vivir,
Si todavía no vimos una vaca en el mar.
V
A las personas
Que alguna vez me hicieron bien,
Sepan que todo lo que escribo
Es para ustedes.
VI
Mis amigos son los mejores,
Porque me enseñaron el candombe,
A andar por el barrio
Y a llorar como un hombre.
VII
El vino es el sabor a todo esto;
Por eso pesa tanto el mañana,
Como la sombra de un árbol
VIII
En los remolinos,
La tierra es quien gobierna;
Por eso los pueblos estamos hechos de barro.
IX
Estar resucitando,
En un patio en un piano en una voz,
Y saber,
Que en el fondo de las casas está dios.
X
La última,
La más brava de todas,
La cruz,
La que te cae cuando te vas a dormir,
Y odiando al mundo,
Miras tu reloj.
Círculo cromático:
ResponderEliminarEste poema amarillo intenta hablar de...
tus mimos blancos, raros
tu voz azúl, como tus chistes, como tu música...
vos, que de a ratos, olés insoportablemente a gris...
hasta que se asoma otro color,
un naranja, un verde, un celestito...
Cuando dormís, envioletándolo todo
sos
lila...
Cuando discutís de política, negro;
podés ser muy negro corazón,
y me gusta.
Me divierten los turquesas de tu vuelo...
pero ese color
éste mismo,
el que me sacude, adorado,
el rojo de tu nombre
de tu sexo.
me vuelve ciega.