I
Ojos grandes miel serenos de noche
Que buscan la palabra de Dios
Exigiendo todo en una mirada;
Lo que ya no hay en mí.
Oh, la irascible calma de aquella mirada.
II
El verano no se discute, se hace…
En el castillo divino de las arañas,
Y en los misterios húmedos de los mares perdidos.
En sus ojos de arena que avanzan,
Un calor tímido delata su vergüenza
Aproximándome a su distancia como un cangrejo torpe.
III
Pronto,
Que están barriendo las hojas;
Todavía podemos salir a jugar,
Salgamos todos –dice la niña-
Que las casas son aburridas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario