En el cielo
Como en una acuarela,
Tu rastro se mezcla denso
Con el sol y las nubes,
Anclándome
En un variopinto de influjos más bien naranjas.
En el intervalo,
Los pájaros cortan incesantes el sueño celeste de aquella mujer
Y lo envuelven nuevamente en lo ameno de la tarde
Y de sus ojos de oro
Que vuelven a dormir a su niño,
En la intimidad de las seis y media,
En el despertar de la siesta calurosa
Donde su estela recobra un sentido.
Como las plazas,
Estos versos buscan el aire.
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